Después de varios meses de duro e intenso trabajo se espera la recompensa del éxito deportivo pero a veces, por desgracia, no llega. Nadie mejor que ellas sabe lo que significa este deporte que sólo está al alcance de las que saben aprender a sufrir la ingratitud de lo que suponen dos minutos de gloria o de “a la próxima” en los que la suerte juega también su papel. Nuestras gimnastas han saboreado este fin de semana las mieles del triunfo.
Hasta Castellón partieron nuestros tres equipos este fin de semana para intentar devolver poco a poco a Montemar al lugar que le corresponde. ¡Y lo consiguieron! Dos meritorios séptimos puestos ya que la competencia era muy numerosa.
Por parte de las infantiles: María Pérez, Ana Fraile, Natalia Guillém, Estela Monzó, Alejandra Paricio y Lucía Jaime. Y por parte de las cadetes: Mónica de Andrés, Lidia Soriano, Manuela Lourido, Carla Guillém, Marta Navarro y María Adán. De las juveniles ya hablamos de su gran éxito, el subcampeonato, en el artículo de gimnasia rítmica anterior y entre todas ellas han acercado un poquito más el nombre de Montemar a la cima de este deporte.
Pero este deporte cuando dice a ser generoso te da un alegrón que te sube la moral por las nubes y te quedas en ellas una buena temporada. Y en esas nubes también están nuestras entrenadoras: Majo, Jéssica, Nuria, Tita, Sonia y Noelia. Ellas también lloraron de alegría el sábado porque de ellas también es el trabajo y el éxito. De los sufridos padres ya hablaremos en otra ocasión.
¡Felicidades a todas!